La Corva (Sciaena umbra) posee un cuerpo moderadamente alargado, alto y comprimido. Morro redondeado y boca ínfera. Mentón sin verruga debajo. Dos aletas dorsales, la primera con 10 radios duros; la segunda con 1 duro y 25 blandos. Aleta anal con 2 radios duros (el segundo muy largo y grueso) y 7 blandos. Aleta caudal con el borde en forma de S suave. Color gris oscuro o marrón, con reflejos verdoso por el dorso; vientre blanquecino; morro y parte de la cabeza con reflejos violáceos; aletas pelvianas y anal negras; aletas dorsales gris oscuro con el borde negro. Pueden alcanzar hasta los 50 cm de longitud.

Son básicamente activos de noche y se alimentan de pequeños peces, crustáceos, moluscos, gusanos y algas. Durante el día aparecen en grupo cerca de sus refugios. Suelen permanecer en ese lugar, moviendo ligeramente las aletas y son una especie muy huidiza.

Aparecen en hendiduras y cuevas, sobre diversos fondos y desde las aguas superficiales hasta las grandes profundidades. Podemos encontrarlo en todo el Mediterráneo.

Como curiosidad en esta bonita especie, en su cabeza podemos encontrar una partícula mineral, de aspecto similar al marfil o al alabastro, compuesta por carbonato de calcio a la que acompaña una preciosa leyenda. La historia narra cómo el mago Merlín entregó al Rey Arturo, cuya educación le fue encomendada, una piedra preciosa de color blanco que tenía la capacidad de cambiar su color si el gobernante no actuaba como se esperaba. Su constante color blanco sirvió para ensalzar su reinado al considerarse el testimonio de la bondad y buen hacer del monarca.

La piedra era precisamente un otolito, del griego otos (oído) y lithos (piedra), cuyo nombre alude a su ubicación en la cavidad auditiva de este curioso pez. Con estas pequeñas piedras se pueden realizar productos de artesanía como pulseras, collares, anillos.