El Rascacio (Scorpaena porcus). Es un pez robusto, de hasta 25 cm de longitud, de cabeza grande, cubierta de espinas y apéndices dérmicos, con una fosa nucal. La boca es grande, con dientes en ambas mandíbulas. Los ojos, ovalados, tienen apéndices supraorbitales tan largos como el diámetro del ojo, y hay otro apéndice en las aberturas nasales anteriores. Hay 2 espinas preorbitales y otras 2 supraorbitales; el opérculo también es espinoso. La dorsal está formada por 12 radios duros y 9 – 11 blandos y la anal por 3 duros y 5 o 6 blandos. Tiene entre 65 y 70 escamas sobre la línea lateral. Color críptico, por lo tanto muy variable, aunque suele ser pardo o negruzco con tintes rojizos y manchas claras. La aleta caudal tiene 3 bandas transversales oscuras, y entre los radios 8º y 9º de la dorsal presenta una mancha oscura.

Pez solitario, vive en el fondo, permaneciendo inactivo durante el día y cazando de noche góbios, blénidos, crustáceos y otros invertebrados. Puede llegar a alcanzar los 300 metros de profundidad.

Podemos encontrarlo desde las Islas Británicas a las Azores, Marruecos y el Mediterráneo.

Es una especie que no posee vejiga natatoria. Aunque son individuos tranquilos a los que les gusta permanecer ocultos en la tranquilidad que les facilitan las cuevas y grietas donde normalmente podemos encontrarlos, pero, cuando es excitado o se siente amenazado, levanta las espinas de las aletas y de los opérculos. 

Como curiosidad de esta bonita e interesante especie, en la base de los radios duros de la aleta dorsal existen glándulas venenosas. La picadura de este pez puede producir heridas muy dolorosas.